A lo largo de la historia se ha relacionado el conocimiento de la lectoescritura al estatus social, pero actualmente, se ha convertido en la herramienta cognitiva más potente, y en el primer objetivo educativo, tanto para oyentes como sordos.
Para los alumnos sordos el texto escrito se convierte en uno de los medios potenciales más eficaces para el conocimiento del mundo, aunque no siempre este texto se adapta a las necesidades de los alumnos sordos. Por ello, el 80% de la población sorda es analfabeta. Esto nos lleva a cuestionarnos y reflexionar, sobre el modo de abarcar las dificultades de los niños sordos en este aprendizaje, y de cómo desde el ámbito escolar o familiar, le podemos dar respuestas. Para poder responder, adoptamos una perspectiva psicolingüística, ya que define la lectoescritura como un proceso, que no un conocimiento, en el que se integran varias capacidades, que desde su uso eficaz y simultáneo, dan como resultado la comprensión de lo que se lee, accediendo así al conocimiento. En este sentido, lectura y comprensión no se pueden separar, por ello, distingue dentro de este proceso, por un lado la capacidad de reconocimiento de las palabras escritas, y por otro el proceso de comprensión de los textos escritos.
Para comenzar a leer, es necesario reconocer auditivamente las palabras. Pero, ¿qué proceso llevan a cabo los niños sordos en el reconocimiento de las palabras escritas? Parece imposible que los niños sordos desarrollen una conciencia fonológicas, pero dichas representaciones no son sólo de origen acústico, sino que se construyen a partid de informaciones de origen diverso: auditivo, visual y kinestésico. Éste es el motivo por el cual la lectura labiofacial sería un método adecuado, pero no es suficiente, ya que en la lengua castellana, la articulación de algunos fonemas se hace de una forma similar. De esta forma podemos decir que el proceso más adecuado es la palabra complementada.
Numerosos trabajos han demostrado el papel de la palabra complementada en la construcción de la conciencia fonológica en los niños sordos, como se puede comprobar, en el estudio llevado a cabo en el Colegio de Educación Especial “Hispano Americano de la Palabra”. En él se muestra el éxito de este método.
Pero para conseguir un buen resultado son necesarias tres condiciones:
- Uso sistemático y desde edades tempranas
- Desarrollo de actividades metafonológicas
- Dominio de la lengua de signos por parte de los alumnos
Con todos aspectos tratados se pretende conseguir en los niños sordos un buen aprendizaje de la lectoescritura, a la vez que un interés por leer. El libro adecuado en el momento adecuado, puede abrirnos las puertas que nos llevan al camino del aprendizaje de la lectoescritura y que, si se recorre contando con las herramientas necesarias, podremos hacer de nuestros niños sordos, unos lectores autónomos y eficaces.
SILVIA PENALVA ALBEROLA
SILVIA PENALVA ALBEROLA
Autora: Esther Ruiz Linares
Centro concertado: "San Miguel de Nervión" (Sevilla)
Caleidoscopio, revista de contenidos educativos del CEP de Jaén, núm. 2, 2009, ISSN 1989-0281
